A través de la diaitia (higiene de vida), se marca la metodología a seguir para regular totalmente la vida humana y a sentirse capaz de dar respuesta a los problemas del ser humano tanto es su estado de salud como en la perdida de salud.
En un primer momento, las normas de estilos de vida saludables (Regimen sanitatis) aparecen incluidas dentro de las obras médicas de carácter general hasta que, paulatinamente, van desgajándose hasta constituir un género independiente, lo cual tiene lugar en el Oriente islámico en el s. X.
En al-Andalus este fenómeno se va a retrasar y habrá que esperar hasta el siglo XII para encontrar una importante producción a nivel cualitativo y cuantitativo. Así, los títulos más usuales que adopta este género son Kitab al-agdiya (Tratado de los alimentos) y Kitab fî tadbir –o fî hifz- al-sihha (Tratado del régimen -o de la conservación-de la salud).
La regulación de la diaitia (higiene de vida) es utilizada para la preservación de la salud por grandes figuras del Al – Andalus como Maimónides, basa en ello su obra Recomendaciones de la Salud o Guía de la buena salud Fi al-jama; Maamar shemirat ha-beriut (1198), obra traducida al latín como Régimen Sanitatis por la escuela de Salerno, dedicada al hijo del sultán, Al-Fadl, que sufría ataques de melancolía depresiva, debidos en parte a la vida desordenada que llevaba.
Maimónides le recomienda una serie de medidas que van desde la higiene y la dieta alimenticia hasta lo que se ha llegado a considerar la primera formulación de psicosomática, al destacar la influencia del estado psicológico del individuo en la salud de su cuerpo; y esta es quizá la característica más significativa de sus obras: la enfermedad o la salud afecta al hombre en su integridad, es decir al cuerpo y al alma.
Estas ideas ya las había manifestado en otras obras anteriores, como la Guía de los Perplejos o el Comentario a la Misná, donde dice: Al comer, al beber, al copular, cuando duerma o esté despierto, se mueva o descanse, su intención será siempre conservar la salud del cuerpo. Y la salud del cuerpo no tiene más finalidad que ofrecer al alma órganos sanos y perfectos... No sólo debe tender al placer eligiendo siempre la comida o a bebida más sabrosas o siguiendo un régimen de vida más placentero, sino que debe apuntar a aquello que es agradable de acuerdo con la ciencia de la salud.
Un principio fundamental impregna toda la práctica sanadora de Maimónides: la vida de los sentidos, con sus placeres y sus goces, debe estar subordinada a la vida del alma y al reino de la ética.
Maimónides destaca que el alma y el cuerpo constituyen una unidad profunda e indisoluble: una vida desordenada representa una amenaza para el alma, e inversamente, un espíritu que ignora toda ley ética tendrá efectos desastrosos sobre el cuerpo. El hombre debe esforzarse por dominar sus pasiones para preservar su libertad.
Ibn Al-Jatib también habla ampliamente de la regulación de los hábitos saludables en su tratado de Higiene, siguiendo los mismos conceptos de las sex res non naturales
Los alimentos eran considerados como elementos normofuncionales que actúan en el organismos según la teoría de las cualidades naturales, las cuatros cualidades naturales admiten diferentes proporciones de mezclas, sin que esto perjudique la salud del cuerpo; de ella derivan los diferentes temperamentos que en árabe reciben el nombre de “mezclas”. La perdida de salud constituye la rotura del equilibrio de los humores corporales o vitales. Es, según la tradición árabe, tarea del sanador ayudar a la naturaleza a restablecer el equilibrio. Del mismo modo los alimentos en su equilibrio exacto constituía el fundamento de la salud. Así Abulcasis decía: “el higo es de naturaleza caliente y húmeda en primer grado. Es empleado para los riñones cuyos cálculos disuelve. Su inconveniente es que llena y ceba. Esto se puede contrarrestar tomando caldo salado y bebida con vinagre. La ciruela es de naturaleza fría en primer grado. Se emplea para evacuar la bilis. Tiene el inconveniente de perjudicar al estómago. Esto se contrarresta tomado azúcar con rosas”.
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