Los propios sanadores moriscos son conscientes de esta situación. Uno de ellos, Jerónimo Pachet, tras el éxito que tuvo sanando a Felipe III, hijo de Felipe II, y heredero de la corona, es presionado por los inquisidores para que sea más explicito en sus relaciones con el demonio (el “familiar”), que los jueces se empeñan en convertir en la clave explicativa de sus aciertos diagnósticos y de sus espectaculares curas. El resumen contenido en el proceso dice: “Fuele dicho que ya Este (el morisco)a dicho y confesado los bienes y todo lo que el dicho familiar (el demonio) a hecho por éste pues le a hecho ganar mucho azienda, y le a enseñado y autorizado a azerle curar lo que otros médicos muy expertos desauciavan, y le a hecho conocer hierbas y medicinas preparar para enfermedades notables y… de treynta y cinco años a esta parte, no se a encargado de cura que no haya salido con hella, y ninguno se le aya muerto, sino es El que dezía que hera mortal y no quería tomar en cura…”(AHN, Inquisición de Valencia, leg. 840).
La aceptación y consideración social a estos sanadores por parte de los cristianos, también la demuestra la referencia que hizo Escolano a este mismo Pachet en el capítulo de sus Décadas dedicado a las plantas medicinales que crecían en Valencia: «los moros médicos que andan entre nosotros, favorecidos de los medios que ellos se saben, nos ganan en la noticia dellas [las plantas], con que hazen increíbles curas, como lo vimos en uno llamado Pachete, que por haversele provado que tenía familiar, y que le servía el Demonio de herbolario, fue penitenciado por el Santo Oficio» ESCOLANO, Gaspar. Decada primera de la insigne y coronada Ciudad y Reyno de Valencia..., Valencia, por Pedro Patricio Mey, 1610-1611, libro 5º, col. 1042.
Señalemos por último, respecto a los remedios utilizados por los sanadores moriscos, que era de origen cultural y antropológico de carácter mágico, lo cual dominaba todo el conjunto de sus prácticas. Y utilizando una materia Naturopática muy amplia, de origen fundamentalmente vegetal. Esto les llevó a la utilización regular y abierta de los productos de la herbolaria existentes en las boticas oficiales, y a una relación continua y normalizada con los boticarios, que atendían sus peticiones y recetas de igual modo que las de los médicos.
Bibliografía:
- „ Los moriscos y la medicina (Un capitulo de la medicina y la ciencia marginada en la España del s. XVI. Luis García Ballester. Labor universitaria, monografías. Barcelona 1984.
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